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El Origen de la Imagen

Tras muchos años de investigación sobre el origen de la imagen de la Virgen de los Llanos, hoy en día contamos con dos versiones:

La 1ª versión escrita por el canónigo Villalva y Córcoles en su Pensil del Ave Maria, manuscrito de 1730.

De ésta versión se hizo una copia manuscrita en 1880 y se guarda en el Archivo Municipal de Murcia. Y dice lo siguiente:

«A los Padres descalzos del Serafico Padre S. Francisco se les deve el cuidado de haver quedado en su archivo, la venida de esta soberana imagen; pues se conoce por el papel de tiempos antiquisimos, por no estar nada curioso ni limado, dice, pues, de esta suerte:

Habiendo discurrido el Sr. Santiago el mayor ó el Cebedeo por toda la Peninsula de España (como es cierto segun las historias), apostó desde las Andalucias á este territorio de los llanos de Albacete para descansar de sus fatigas, y trabajos que le hicieron padecer los paganos, donde trajo la efigie de su Sra.: Halló en este sitio una ruinas rematadas, y tan mezquinas, que apenas pudo en ellas estarse algunos días, donde ocultó bajo de un cóncabo con una losa encima esta milagrosa imagen de Maria Santisima de los Llanos; y desde aquí se volvio a Roma, y contó a San Pedro el caso de haver ocultado la efigie de Maria Santisima, como tambien la ceguedad en los vicios en que estava toda España, que parecia una Sodoma y que su predicación havia hecho muy poco fruto. Con esta propuesta determinó el Señor S. Pedro enviar á España para conseguir el plantar la fe de Cristo nuestro Redentor, siete Obispos consagrados que fueron, S. Cecilio, S. Segundo, S. Eufrasio, S. Terison, S. Torcuato, S. Isio, y S. Indalecio, y estos aportaron al Puerto de Almaria de donde se repartieron para correr toda España y despues de haver discurrido por toda ella, es cierto que por decretos mas que humanos apostaron a estos llanos de Albacete.

Viniendo dejaron escondida una Imagen del Sr. S. Pedro distante de esta otra que estava escondida poco más ó menos de cien pasos desde cuya situacion, estos siete Obispos, dispusieron su viage segunda vez a varios reinos de España á predicar el Evangelio, quedando toda España hecha un relicario. En este tiempo que España era de Cristianos, uno de los catolicos (buscando oro) halló este tesoro de la imagen de Maria Santisima en el cóncavo donde dejo referido; y este admirado del caso portentoso, se fué á Villa de Albacete y dio la noticia, y con esta, acudieron todos los vecinos á ver este prodigio y decretaron (como de hecho lo hicieron) en fabricarle una hermita, y después por desgracia de los tiempos, haviendose perdido casi toda España y esta Villa ganada por Cete, que hantes era Alba de entonces se llamo Albacete. Cuidadosos los cristianos de la guarda de esta soberana imagen la escondieron en las ruinas del cóncavo que primero estuvo oculta, y de alli a muchos años cuando nuestra España fue restaurada fue hallada por otro labrador, en el mismo punto y con las noticias que se conservaron le fabricaron a esta Sra. otra suntuosa hermita en el mismo punto donde se venera hasta que los Religiosos descalzos de S. Francisco entraron a formar fundacion. Estos la colocaron en su Capilla mayor en un Camarin de lo mas pulido que pueda dar el arte con muy soberanas alhajas que sus devotos le han ofrecido. Hasta aquí el dicho Archivo”. 

La 2ª versión, el relato que recogió Sánchez Torres del Libro de los milagros de la Virgen de los Llanos e incluyó en su trabajo de 1934. Este autor menciona otra tradición de origen que completa lo expuesto por el Pensil: el labrador

Los relatos de origen de las imágenes patronales marianas de la provincia de Albacete pueden ser de tres clases; el de la Virgen de los Llanos hay que incluirlo en el de imágenes con procedencia mítica a las que no se atribuyen autor, pero de las que se citan circunstancias concretas, más o menos intrincadas, sobre su origen.

Según la versión 1 de su leyenda, Santiago trajo la imagen de la Virgen de los Llanos cuando vino a España a predicar; como no tenía fruto su predicación decidió volver a Roma, pero antes de partir dejó escondida la escultura en un cóncavo (hueco) de Los Llanos de Albacete. Le contó a San Pedro su escaso éxito evangelizador y el lugar donde había escondido la Virgen y éste envió a España siete obispos para que terminaran la tarea iniciada por el apóstol; los santos varones tras recorrer todo el país arribaron a Albacete y casi al lado de donde estaba enterrada la Virgen de los Llanos enterraron una imagen de San Pedro; tras hacerlo volvieron a ponerse de viaje y continuaron su misión.

Por tanto, el texto sitúa el origen de la imagen de la Virgen de los Llanos en los primeros tiempos del cristianismo y en relación directa con algunos apóstoles, sin tener en cuenta que la primitiva imagen de esta Virgen es gótica y de hechura fechable en el siglo XV. El relato también establece la proximidad de los lugares de ocultamiento de las esculturas de la Virgen de los Llanos y de San Pedro (de Matilla) y, por tanto, explica la razón de la contigüidad de sus respectivas ermitas, encubriendo con las acciones de Santiago y de los santos varones que estos enclaves seguramente fueron generados por la disputa liminal y del territorio y por el enfrentamiento jurisdiccional y económico entre Chinchilla y Albacete, hechos que históricamente produjeron numerosas tensiones entre ambas comunidades.

A la vista de la cronología que se deduce del texto, la imagen tenía que ser del primer paleocristiano o visigoda y, sin duda, no lo es.

José Sánchez Ferrer, historiador albaceteño

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